sábado, 21 de noviembre de 2009

VIDEOARTE

El VideoArte se ha convertido en una de las disciplinas artísticas más de moda desde su aparición en los años '60. Festivales como el "Loop" y exposiciones en el MACBA (The killing machine) o en el ciclo Pantalla CCCB , han demostrado recientemente las posibilidades de este medio creativo, estrechamente ligado a los continuos cambios que se dan en la tecnología electrónica y digital. 


Los orígenes: de la TV al vídeo 

El vídeo como medio creativo nació en Estados Unidos a principios de los años '60, cuando un grupo de artistas, vinculados a las vanguardias artísticas, empiezan a usar la nueva tecnología de la imagen electrónica con fines artísticos. En ese momento la cultura de la imagen estaba dominada por la televisión, y hacía muy poco que habían aparecido los primeros equipos portátiles de vídeo. 


En 1961, Nam June Paik y Wolf Vostell fundan el movimiento FLUXUS, en el que se sitúan los orígenes del VideoArte. Su forma radical de pensar, influenciada por el Dadaísmo, tenía como objetivo principal la apropiación de hechos, objetos y signos de la vida cotidiana, que se ofrecían de una forma original e irónica. La TV y el vídeo les abrían nuevas vías creativas para reflejar sus ideas. La manipulación y combinación de imágenes, retocadas y distorsionadas, y también la mezcla de colores, eran el resultado de varios años experimentando con los componentes electrónicos de la TV y el vídeo. Con este proceso nació una nueva disciplina artística, que tenía al vídeo como protagonista. 


La grabación en vídeo también permitía guardar, retocar o combinar algunas performances, happenings y otras expresiones artísticas contemporáneas (vinculadas al teatro y la música). Esto es lo que el recientemente fallecido Paik denominó como "composición multimedia": la imagen electrónica se podía cruzar con otras experiencias y actividades del arte contemporáneo. 


La evolución: el espectador como parte de la obra

No fue hasta 1965 que Paik bautizó y dio a conocer el VideoArte. El vídeo tenía interés como creación artística principalmente por las variadas posibilidades creativas que ofrecía, por su continua renovación (ligada a los avances tecnológicos y técnicos), y por su compromiso directo con el entorno. Su versatilidad y fácil manejo abrían un camino nuevo y comprometido en el ámbito artístico. 


En sus inicios, el vídeo intentó hacerse hueco entre los programas de TV, proponiendo obras para una audiencia amplia. Progresivamente los artistas adoptaron posiciones más críticas frente a las emisiones televisivas, y aprovecharon las propias cualidades del vídeo para elaborar nuevas creaciones más independientes y eficaces. Se pasó de los vídeos emitidos a través de monitores, a las "vídeo-esculturas" (montajes de varios televisores), y finalmente a las tan fructíferas "vídeo-instalaciones". 


En los años '70 la organización de varios vídeos en el espacio sustituyó el vídeo simple que se daba antes. Esto hizo que el VideoArte adoptara una nueva función crítica respecto al papel que el público tenia en la obra. La interpretación de las imágenes alternadas, mezcladas o repetidas en un espacio cerrado quedaba determinada por la actitud del público ante ellas. 


Es así como en los años '80 y '90 la experimentación evoluciona hasta consolidar las video-instalaciones, que permitían el uso de varios elementos espaciales y la implicación directa del espectador. Artistas como Samuel Beckett o Bruce Nauman lograran con sus instalaciones que el espectador fuera un elemento más, pero determinante en el significado que se desprendía de la obra. La creación ya no era estática: la presencia de cada persona, sus reacciones y movimientos, dotaban a la instalación de nuevos significados y mensajes. 


En estas décadas, el VideoArte se pasaría a conocer internacionalmente como "nuevos medios", por la gran variedad de elementos, disciplinas y técnicas que se combinaban en una misma creación audiovisual. El sonido, la informática, las imágenes, objetos cotidianos, la TV, el espectador, etc., son algunos de los componentes que convierten a las instalaciones en exhibiciones dónde uno ha de involucrarse necesariamente, ya que se puede mover y participar de todo lo que contienen. El espectador también puede pasar a ser el único protagonista o motor de la obra. La disposición de cámaras y monitores producen muchas veces percepciones insólitas, que siempre cuentan con la posición y la participación del espectador, lo que éste ve de sí mismo y cómo se convierte en una referencia figurativa dentro del artificio espacial que el artista construye. 


El presente: entre lo digital y la realidad inmediata

Se puede decir que a partir del año 2000 se abren nuevos caminos, ya avanzados unos años antes, en la tecnología audiovisual, dónde lo digital lo abarca prácticamente todo. Surgen varias direcciones estéticas y nuevas investigaciones tecnológicas, que hacen de los "nuevos medios" una disciplina de gran actualidad por su estrecha relación con estos avances y por cómo se aprovechan de las novedades que desprenden. 


Pero también es muy importante que cada vez hay mayor interés por la realidad y los problemas del mundo. Los artistas más jóvenes toman como modelo obras de décadas anteriores, pero abren su mirada a culturas ajenas y a problemas mundiales a menudo despreciados en otros ámbitos artísticos. El Videoarte siempre se acercó a la realidad, pero generalmente para ridiculizarla o transformarla. Ahora hay un mayor interés en mostrar las cosas tal como son, pero sin perder las cualidades artísticas. Los vídeos, por su contenido, a veces se aproximan al documental, pero la forma de presentarse sigue jugando con el espacio y el montaje, la distorsión de formas y la repetición, etc. El impacto de las imágenes y del sonido van directamente dirigidos a abrir la mente del público a los problemas que le rodean. Por eso no se trata sólo de un arte ligado a nuevas tecnologías, sino de una actitud artística que utiliza el vídeo para reflejar y transmitir las reflexiones y contradicciones de nuestra sociedad.